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El equilibrio  *   

El escritor de Eclesiastés dice que hay un tiempo para todo. Es cierto. Creo que somos más felices cuando mantenemos ciertos equilibrios en nuestras vidas. Lo que sigue es una lista de los equilibrios que más y más he visto necesarios en mi vida.

Cuidar lo interior / Cuidar el cuerpo    

Este es un equilibrio que tuve que aprender a la fuerza. Toda mi vida he atendido a mi mente y mi alma: me gusta leer y escribir, me gusta reflexionar e imaginar, me gusta dibujar y ver el arte. Me gusta lo intelectual, lo espiritual, lo visual. Pasaba, y paso aún, mucho tiempo sentado delante de libros, papeles y computadoras. Mi excusa cuando me hablaban de los ejercicios era que no tenía tiempo. Decía que había demasiadas cosas para aprender y compartir, para perder tiempo haciendo ejercicios.

Sólo cuando descubrí que tenía diabetes hace algunos años me di cuenta que era cuestión de negligencia a mi cuerpo. Empecé a salir a caminar, a comer mejor, a variar mi posición, a atender a las señales que mi cuerpo me envía. Lo sorprendente para mí fue que cuando empecé a cuidar mi cuerpo, ¡tenía más energía para lo intelectual y lo espiritual! Mi cerebro recibía más oxígeno, mi nivel de estrés bajó, me cansaba menos frecuentemente, y pude pasar más tiempo leyendo y escribiendo.

Por otro lado, hay personas que sólo piensan en sus cuerpos, su salud, su belleza, su ropa. Estas personas necesitan atender a sus intelectos y sus espíritus, para no volverse superficiales.

Estar con otras personas / Estar a solas    

Este equilibrio me cuesta. Soy introvertido, y por encima un poco tímido. Estar con otras personas por mucho tiempo, especialmente con personas desconocidas, me agota y me intimida. Pero Dios nos llama al amor. No tenemos el lujo de aislarnos de los demás todo el tiempo. Necesitamos contacto humano, necesitamos el dar y recibir social.

Por otro lado, las personas extravertidas y sociales no deben menospreciar la importancia de sentarse a solas para orar, leer, reflexionar, examinarse, practicar las disciplinas espirituales.

Creo que el Cristianismo provee algo para ambos: a los introvertidos nos ofrece una espiritualidad a solas con Dios, y a los extravertidos los ofrece una familia en la cual pueden socializar. Pero el Cristianismo también estira a ambos: a los extravertidos Dios los llama a lo espiritual. Y a los introvertidos Dios nos llama al amor y la comunión.

Consumir / Producir    

Este equilibro puede expresarse de otras maneras. Leer y escribir. Escuchar y hablar. Recibir y dar. Ser influenciado e influenciar. Hay personas que sólo viven para consumir y recibir. Son consumidores pasivos, siempre con hambre para más. Mi tendencia personal es esta, de ser glotón para leer. La tendencia de convertirnos en consumidores pasivos es peor ahora debido al bombardeo de información y la tentación a binge-watching - ver temporadas enteras de programas de televisión en poco tiempo.

Sin embargo también hay workaholics que trabajan excesivamente y sólo quieren producir e influenciar. Trabajan, escriben, aconsejan, comparten sus opiniones, producen. Muchos de ellos sienten culpabilidad o verguenza si no son activos, cuando no están impactando las vidas de otros de alguna manera. Leer, ver arte, escuchar ideas - todas estas actividades parecen flojas e irresponsables para este tipo de persona. Pero el consejo para los que quieren escribir bien es leer mucho. Si queremos ser creativos necesitamos contemplar la creatividad de otros.

Si solo consumimos información , ¿para quién la estamos consumiendo? ¿Para nosotros mismos? Pero, ¿Cómo podemos decir que es para nosotros, si no tenemos planes de usar esos datos para bien? ¿Dejarás el mundo un poco mejor por haber vivido? ¿o sólo consumirás, convirtiéndote en nada más una carga para el resto del mundo, sin haber contribuido nada?

Y si sólo producimos y creamos, ¿cuánto tiempo creemos que podremos producir sin agotar nuestras ideas, sin quedarnos vacíos y superficiales, si no llenamos nuestro tanque con ideas nuevas? ¿Nos creemos islas? ¿Nos creemos completos en nosotros mismos, sin la necesidad de aprender y apreciar de lo que han hecho otros?

Estudiar de manera profunda / Estudiar de manera ancha    

Soy profesor de Nuevo Testamento en un seminario teológico. En el área de Nuevo Testamento, estudio profundamente, aprendiendo cosas técnicas que muchos Cristianos preferirían ignorar. Sin embargo, para no quedarme estancado, y para no volverme canción de una sola nota, trato de leer de muchos otros temas: temas y auto-ayuda y neurociencia, temas de pedaogía y teología, escritos sobre el Antiguo Testamento y la apologética, entre otros.

Hay personas que conocen de muchos temas pero expertos en ninguno de ellos. Sólo saben lo suficiente de cada tema para meterse en problemas, demostrando su ignorancia. Es importante especializarnos, profundizarnos en algo útil. Sin embargo, también hay personas que se encierran en un tema (por ejemplo, la teología sistemática) y no descruben las conexiones vitales que hay entre ese tema y diversos otros temas. A veces Dios usa nuestro estudio de temas desconocidos para abrir nuestros ojos a ideas y conexiones nuevas dentro de nuestra área de especialización.

Recomiendo un equilibrio de 80-85% de estudios profundos en nuestros temas principales, y otros 15-20% de estudios en áreas que desconocemos por completo, para ampliar nuestro conocimiento.

Repasar lo conocido / Explorar y aprender algo nuevo    

Esto parece similar al punto anterior, pero no lo es. Mi tendencia personal es de usar todo mi tiempo de estudio para leer cosas nuevas. Siempre hay algo interesante esperándome en los libros. Pero el aprendizaje no sólo consiste en exponernos a cosas nuevas. También es importante repasar lo que sabemos, fortalecer nuestro conocimiento actual.

Aprender es formar y fortalecer cadenas de neuronas en nuestros cerebros. Pero no fortaleceremos nada sin la práctica, la repetición, el repaso regular. Es por eso que llegamos a leer tanto y no retener nada.

Por otro lado, hay personas que se quedan satisfechas con lo que ya saben, como si ya no tuvieran necesidad de seguir aprendiendo. En inglés para 'estancarse' usamos el verbo plateau - llegar a un lugar plano en la montaña, y quedarse ahí en lugar de seguir subiendo. Dejar de crecer es empezar a morir. Esta no es opción para el Cristiano.

Depender de la gracia divina / Echar ganas con respecto a la responsabilidad humana    

Este equilibrio se resume con la frase en latín, «ore et labore» - ora y trabaja.

Hay personas que sólo viven para trabajar. Una voz exigente en sus cabezas les critica y los llama flojos cuando no son activos. Estas personas dicen que la salvación es por la gracia de Dios, pero se ve por sus acciones que su afán es satisfacer a Dios o impresionar a sus hermanos en Cristo para silenciar esa voz crítica dentro de ellos. A estas personas, el mandamiento de Dios los llama al reposo una vez a la semana. Y Jesús los invita a poner sus cargas sobre él.

Pero hay personas que van al otro extremo. Prueban el gozo del descanso y de la gracia y el perdón, y deciden quedarse ahí lo más que pueden. Si son salvos por la gracia, ¿para qué esforzarse? Se olvidan de las palabras que los llaman a trabajar: Dominio propio. Obediencia. Ministerio. Misión. Mayordomía.

Hay otros equilibrios dignos de contemplar:

  • Hablar v. guardar silencio
  • Quedarse dentro de la casa v. salir afuera
  • Pasar tiempo con personas similiares a uno v. conocer a personas diferentes
  • Atender a los asuntos de uno, v. ayudar a otros en sus necesidades
  • Ahorrar dinero v. gastar dinero en las cosas que valen
  • Concentrarte en una tarea y bloquear al resto del mundo vs. estar atento a nuestro entorno
La virtud  *