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La vida cristiana
- La vergüenza y la culpabilidad son similares en que ambos tienen dos componentes:
- Un cambio en nuestro estatus
- Un sentimiento desagradable.
- En cuanto a la vergüenza,
- cuando no cumplimos con las expectativas de las personas y grupos importantes, perdemos algo de nuestra reputación (nuestro honor, nuestro estatus social) con estas personas o grupos.
- Esta pérdida nos hacen sentir feo: Hice algo para quedarme mal con fulano o con mi gente.
- Por esta razón intentamos proteger y aumentar nuestra reputación, haciendo lo que nuestros círculos sociales esperan de nosotros.
- En cuanto a la culpabilidad,
- cuando hacemos algo moralmente malo, somos culpables de una infracción - contra la ley, contra Dios, o contra de nuestros valores y principios.
- Puede ser que sufriremos consecuencias personales (dañar nuestra integridad y virtud) consecuencias legales (una multa, ir a la cárcel), consecuencias religiosas (obstacularizar nuestra relación con Dios, ser excomulgado, etc), y otras.
- Estas pérdidas nos hacen sentir feo también: Hice algo malo. Soy culpable.
- Por esta razón intentamos proteger y aumentar nuestra justicia o nuestra inocencia, obedeciendo la ley, obedeciendo la voluntad de Dios, y obedeciendo nuestra conciencia.
- Hay cuatro posibles escenarios:
- Puede ser que no sientes ni culpabilidad ni vergüenza, porque no hiciste nada malo, ni nada embarazoso o inculto.
- Puede ser que sientes vergüenza porque cometiste un error social (llegaste al evento con ropa inadecuada), pero no sientes culpabilidad, porque no fue algo moralmente malo.
- Puede ser que sientes culpabilidad porque hiciste algo inmoral (mentiste), pero no sientes vergüenza porque nadie se va a dar cuenta.
- Puede ser que sientes ambas cosas, porque hiciste algo tanto inmoral como vergonzoso (cometiste el adulterio, que va en contra de la ley de Dios, y por esto perdiste el respeto de tu familia y tus amigos).