Algunos dicen que 'no saben orar' cuando lo que quieren decir es que no saben orar con la elocuencia de un pastor o una persona con mucha experiencia orando en público. Se sienten apenados por sus oraciones rústicas o incultas. Sin embargo, la oración es simplemente cuestión de platicar con Dios. No se trata de elocuencia o de frases que suenan piadosas. No debemos pensar en la oración como algo más complicado o difícil. Es así de sencillo. Platicar con Dios. ¿Debemos sentirnos intimidados por la oración? Sí y no. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. (Romanos 8.26) Si es así, no debemos preocuparnos para orar con expresiones exaltadas de antaño. Podemos conversar con Dios con gozo y vulnerabilidad, sabiendo que él nos escuchará. Así sea. Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. La oración es platicar con Dios, y no debemos tratarla como si fuera más complicada que eso:
En nuestro lenguaje cristiano a veces usamos frases como 'el poder de la oración.' No creo que esta frase es mala. Más bien, viene de la Biblia misma (Santiago 5.26). Sin embargo, hay un peligro cuando empezamos a hablar de la oración como un concepto abstracto. Podríamos llegar a pensar en la oración como una técnica, un rito mágico que tiene poderes en si misma. Pero la oración es una conversación con Dios. Hablando con más precisión, no es la oración en general, ni algún tipo de oración especial, que tiene poder o que produce algún resultado, sino Dios. Conversamos con Dios, y es Dios que actúa. No es el poder de la oración sino el poder, y la bondad, de Dios. Para dar otro ejemplo, podríamos poner 'Orar' en nuestra lista de tareas. Pero 'Orar' parece una tarea impersonal, y usar esta palabra no nos da mucho incentivo a orar. Suena más atractivo si ponemos algo como 'Platicar con Dios' o 'Pasar tiempo con mi Salvador.' Cuando hablamos así, el enfoque no está en la actividad de orar sino en el Dios a quien oramos. Es un cambio pequeño, pero puede transformar nuestra perspectiva y nuestra motivación. No quiero enfatizar este punto mucho. Yo creo que el problema más grande es la falta de oración. En general creo que no pasamos suficiente tiempo con Dios. Sin embargo, en nuestro afán de promover la oración, sería una lástima si cayéramos en el otro extremo y llegáramos a convertir la oración en un ídolo, olvidándonos que no es la oración en si misma que tiene poder, sino Dios. No es 'el poder de la oración' que produce resultados, sino el poder del Dios que contesta las oraciones. No debemos hablar de la oración como si fuera una técnica o algo que tiene poder aparte de Dios:
La palabra 'Amén' significa 'así sea'. Terminamos nuestras propias oraciones con esta palabra como expresión de nuestro deseo que Dios escuche y conteste las peticiones que ofrecimos. Es también la manera de mostrar nuestra aprobación de la oración de otra persona. Implica que escuchamos la oración de esa persona y que estamos de acuerdo con lo que oró.
Sproul, R. C. Does Prayer Change Things? Algunos motivos para orar:
Sproul, R. C. Does Prayer Change Things? p 4 Juan Wesley dijo que no estimaba mucho a los ministros que no pasaban por lo menos cuatro horas por día en oración (!). Lutero dijo que oraba una hora cada día excepto los días cuando estaba muy ocupado. Esos días oraba dos horas. XXX
Sproul, Does Prayer Change Things? p 64 Nuestras peticiones tienden ser generales e imprecisas. Oramos por los pobres en general, o por la iglesia en general. No hay nada malo en eso, pero hay una ventaja de orar por necesidades específicas: podremos ver más claramente el momento en que Dios contestó la petición. Y eso nos motivará a seguir orando. XXX
Al mencionar estas condiciones, no quiero decir que Dios sólo escucha a las personsa perfectas. Él nos invita a la comunión con él, con todas nuestras imperfecciones. Sin embargo, la persona que está en rebelión intencional contra la voluntad del Señor no debe creer que sus oraciones recibirán respuesta. Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Hay algunas condiciones en el Nuevo Testamento para la oración eficaz
El autor asistía una iglesia donde escuchaba que 'Orar más de una vez por la misma petición demuestra que no tenías fe la primera vez que oraste.' El pastor decía que sólo se debe orar una vez por petición. Sin embargo, Jesús enseña todo lo contrario en su parábola de la viuda y el juez injusto (Lucas 18.1-8):
Santiago 1.6-8 dice lo siguiente: Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace. Muchos piensan que se trata de la falta de fe en el hecho de que Dios contestará la oración de uno. Piensan que si no oramos con fe en el resultado de nuestra oración, no recibiremos lo que pedimos. Muchas veces los pastores que pretenden tener habilidades milagrosas usan este texto como justificación cuando las personas no reciben el milagro que el pastor prometió: ahhh, es que no tuviste suficiente fe, por eso no recibiste nada. Pero este pasaje tiene que ver con la incredulidad, la falta de fe en Dios. Hay falsos cristianos, 'domingueros', personas inconstantes que usan a Dios para ayudarles en su momento de necesidad, pero no creen el evangelio de verdad, y se ve porque no producen la vida que Dios manda. Son vacilantes, un día actúan como si creyeran en Dios, y el siguiente día regersan a su vida sin Dios. Estas personas no deben pensar que Dios contestará sus peticiones. Santiago 1.6-8 no se trata de la falta de fe que Dios contestará la petición, sino la falta de fe en Dios, el ser incrédulo.
Jesús oró a su Padre en Getsemaní que Dios quitara la copa que tenía que sufrir. Pero Dios no lo hizo. Jesucristo, aunque fue perfecto, no recibió lo que pidió. Si fue así, si hasta Jesús el Hijo perfecto de Dios no recibía todo lo que pedía, entonces no debemos desanimarnos cuando no recibimos una respuesta favorable a nuestras peticiones. Dios nos manda a orar, pero al final, Dios es soberano y a veces nos dicen que No, y otras veces nos dicen que Todavía No. No le podemos obligar. En la misma oración en Getsemaní, Jesús añadió, «pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» Pidió una cosa, pero reconoció que Dios tiene la última palabra. Es cierto que no debemos orar con cinismo: «Bueno, ya sé que no vas a hacer nada, Dios, que mis oraciones son inútiles, pero voy a orar de todos modos porque es costumbre.» Debemos orar con confianza en la bondad de Dios, listos para ver la manera en que las contesta. Sin embargo, debemos orar con humildad ante nuestro Creador soberano. No exigir nada, no manipular, solo pedir. Y aceptar la respuesta que nos da. sea lo que sea. Reflexión personal del autor La oración de Jesucristo en el huerto de Getsemaní debe ser de gran ánimo para nosotros:
Hace algunos años inventé un acrónimo para memorizar los elementos de la oración. Era la temporada de la Copa Mundial, y pensé, si se usa este acrónimo, cada vez que piensan en la Copa, pensarán en la oración.
Letra | Elemento | Notas |
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L | Loor | Alabamos a Dios por sus cualidades |
A | Acción de gracias | Agradecemos a Dios por lo que nos da |
C | Confesión | Pedimos perdón por nuestros pecados |
O | Oración por otros | Intercedemos por las necesidades de los demás |
P | Petición por nosotros | Pedimos por nuestras necesidades |
A | Amén | Terminamos asintiendo al contenido de nuestras oraciones, en el nombre de Jesucristo. |