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¿Qué autores debo leer? ¿Sólo autores cristianos?    

Muchos Cristianos piensan que deben limitarse a leer únicamente los libros escritos por autores cristianos que comparten sus propias doctrinas. No quieren leer libros escritos por ateos, por personas de otras religiones, o hasta por personas de otras tradiciones cristianas.

Creo que es saludable concentrarnos en leer principalmente de autores con ideas similares a las nuestras. Y es cierto que hay personas con mentes inmaduras y susceptibles que deben, por lo menos por un tiempo, evitar autores que para ellos serían peligrosos. Sin embargo, el crecimiento intelectual viene cuando luchamos con las ideas que nos estiran y nos sacan de nuestra comodidad.

  • Puede ser que estas ideas nos ayudan a refinar nuestras ideas o cambiar algo defectuoso de nuestras ideas
  • Puede ser que estas ideas no cambian nuestras ideas, pero nos despiertan la mente a otras ideas similares que son más útiles.
  • Puede ser que concluimos que las ideas son erróneas, pero al leerlas, vemos una nueva manera de formular una respuesta para convencer a las personas con estas ideas.
  • Puede ser que estas ideas no cambian nuestras ideas, pero nos ayudan a entender y apreciar los motivos de las personas que creen estas ideas. Llegamos a simpatizarnos más con estas personas, y sentimos más motivación para buscar maneras de instruirlas en lo correcto.

Dios ha dado dones a todos los seres humanos, y su imagen es reflejada en cada ser humano. Esta imagen es distorsionada en ellos por el pecado, pero la imagen sigue brillando en ellos, hasta en las personas que se oponen a la fe cristiana. Así que cuando hablan o escriben, algo de valor aparece ahí, tal vez rodeado de muchas mentiras y errores, pero algo de valor que podemos rescatar y usar para bien.

Justino Mártir dijo que «Cualquier cosa que se ha sido dicho correctamente por los seres humanos, es la propiedad de nosotros Cristianos...porque todos los escritores [filósofos y poetas antiguos] pudieron ver realidades oscuramente por medio de la siembra de la palabra implantada en ellos.» Es decir, toda verdad es una verdad que los Cristianos pueden usar, sin importar el hecho de que no eran Cristianos que la descubrieron.

Tenemos que leer cualquier libro o texto - sea de nuestra propia tradición o no - con un ojo crítico, evaluando lo que dicen a la luz de las Escrituras. Necesitamos imitar a las personas de Berea, que «eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.» (Hechos 17.11).