- Hoy en día típicamente pensamos en la palabra 'curiosidad' como una virtud, algo positivo.
- Pero en la tradición clásica de la iglesia cristiana, pensadores como Agustin y Tomás de Aquino veían la curiosidad como un vicio.
- Ellos hacían una distinción entre studiositas (la virtud de ser estudioso) y curiositas (el vicio).
- La búsqueda del conocimiento es buena en si misma.
- Agustin y Tomás de Aquino, por ejemplo, estudiaban mucho y escribieron libros sobre su vasto conocimiento.
- Que no olvidemos que el método scientífico tiene su origen en el Cristianismo.
- Pero la curiosidad como vicio puede tomar varias formas:
- La curiosidad para las cosas inapropiadas para nosotros: los chismes, la pornografía, etc
- El deseo de aprender información para dar la impresión de que somos más inteligentes de lo que en verdad somos.
- Aprender cosas superficiales e inútiles (estadísticas de deportes interminables, seguir largos hilos de enlaces en el Internet sin rumbo, ver maratones de series en Netflix, etc) en lugar de aprender cosas más valiosas. Es comparable al contraste entre la comida chatarra y una buena cena.
- El estudio para evitar otros compromisos y obligaciones.
- El deseo de indagar cosas más allá de lo que se permite a los seres humanos
- Buscar aprender fuera del contexto de un deseo de amar y glorificar a Dios con el conocimiento adquirido.
- Un buen resumen es la Suma Teológica de Tomás de Aquino, IIa, IIae, preguntas 166-167, que se pueden leer en español aquí (166) y aquí (167).
Fuentes: Este video de un ministerio católico romano llamado Ascension Press; Coe, J. 'Approaches to the Study of Christian Spirituality' en Dictionary of Christian Spirituality.