La vergüenza es distinta a la culpabilidad. No es de confundir estas dos cosas similares.
La vergüenza y la culpabilidad son similares en que ambos tienen dos componentes:
Un cambio en nuestro estatus
Un sentimiento desagradable.
En cuanto a la vergüenza,
cuando no cumplimos con las expectativas de las personas y grupos importantes, perdemos algo de nuestra reputación (nuestro honor, nuestro estatus social) con estas personas o grupos.
Esta pérdida nos hacen sentir feo: Hice algo para quedarme mal con fulano o con mi gente.
Por esta razón intentamos proteger y aumentar nuestra reputación, haciendo lo que nuestros círculos sociales esperan de nosotros.
En cuanto a la culpabilidad,
cuando hacemos algo moralmente malo, somos culpables de una infracción - contra la ley, contra Dios, o contra de nuestros valores y principios.
Puede ser que sufriremos consecuencias personales (dañar nuestra integridad y virtud) consecuencias legales (una multa, ir a la cárcel), consecuencias religiosas (obstacularizar nuestra relación con Dios, ser excomulgado, etc), y otras.
Estas pérdidas nos hacen sentir feo también: Hice algo malo. Soy culpable.
Por esta razón intentamos proteger y aumentar nuestra justicia o nuestra inocencia, obedeciendo la ley, obedeciendo la voluntad de Dios, y obedeciendo nuestra conciencia.
Hay cuatro posibles escenarios:
Puede ser que no sientes ni culpabilidad ni vergüenza, porque no hiciste nada malo, ni nada embarazoso o inculto.
Puede ser que sientes vergüenza porque cometiste un error social (llegaste al evento con ropa inadecuada), pero no sientes culpabilidad, porque no fue algo moralmente malo.
Puede ser que sientes culpabilidad porque hiciste algo inmoral (mentiste), pero no sientes vergüenza porque nadie se va a dar cuenta.
Puede ser que sientes ambas cosas, porque hiciste algo tanto inmoral como vergonzoso (cometiste el adulterio, que va en contra de la ley de Dios, y por esto perdiste el respeto de tu familia y tus amigos).