Hay una variedad de problemas interpretativos en 1 Pedro 3.18-22. Es uno de los textos más difíciles de interpretar en el Nuevo Testamento, y los problemas están tan interconectados que se te pueden revolver la cabeza. Pero aquí presentamos una forma de conectar los puntos que tiene mucho apoyo hoy en día.
Pedro no usa estas frases para hablar de las dos naturalezas de Jesucristo, su naturaleza humana y su naturaleza divina. En las frases “muerto en la carne” y “vivificado en espíritu”, la palabra "en" es una traducción, no de una preposición, sino de una inflección dativa. Y el caso dativo muchas veces indica agencia (por medio de quién). Debemos entender esta frase como "muerto por la carne," es decir, su crucifixión llevada a cabo por manos de la humanidad carnal. De igual modo, debemos entender la frase “vivificado en espíritu” como “resucitado por el poder del Espíritu Santo.”
El contraste en 1 Pedro 3.18, entonces, no es entre dos naturalezas de Cristo, sino entre la humanidad y el Espíritu Santo. Es un contraste similar a lo que encontramos en la predicación de Pedro en Hechos 2.23-24 y 3.15:
Vamos a ver tres posiciones, resumidas en esta tabla:
Primera posición | Segunda posición | Tercerca posición | |
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La identidad de los espíritus encarcelados | Los contemporáneos de Noé | Los contemporáneos de Noé | Los ángeles caídos (demonios) que pecaron en el tiempo de Noé |
El pecado de los espíritus | El pecado humano que provocó el diluvio (Génesis 6.5) | El pecado humano que provocó el diluvio (Génesis 6.5) | Tomar para sí las mujeres humanas (Génesis 6.2) |
El momento cuando Cristo les predicó | Entre su muerte y su resurrección, en el infierno | En el tiempo de Noé, por medio de Noé | Después de su resurrección |
El contenido de la predicación | Ofrecer el arrepentimiento y salvación después de la muerte | Llamar al arrepentimiento antes del diluvio | Anunciar su victoria sobre ellos |
Según algunas personas, Cristo fue al Hades para predicar el evangelio a los seres humanos ahí que habían pecado en el tiempo de Noé (Gen. 6.1-7), y ofrecerles una segunda oportunidad de arrepentirse y ser salvos. Podemos descontar esta teoría por varias razones teológicas. Pedro no habla de la posibilidad de una salvación después de la muerte. Y el panorama bíblico es que tenemos el presente vida para arrepentirnos, y después de la muerte nuestro destino es fijo e inalterable. Además, surge la pregunta: ¿Por qué Pedro se enfocaría solo en la predicación a aquella generación de muertos? ¿Por qué ofrecería esta oportunidad sólo a ellos y no a todos los pecadores muertos?
Según muchos, Cristo predicó a través de Noé a los contemporáneos de Noé. Fue una última oportunidad de prevenir el diluvio que venía en camino. Pero ellos rechazaron la predicación de Noé y fueron condenados. Esta es la interpretación, por ejemplo, de Agustín, Tomás de Aquino, D. A. Carson, y Wayne Grudem.
Por un lado, hay algunos argumentos fuertes para apoyar esta posición:
Sin embargo, el libro judío 1 Enoc fue un libro influencial en el primer siglo. Fue un libro que influenció a Pedro y Judas (Judas incluso cita 1 Enoc en su carta). 1 Enoc interpreta los hijos de Dios en Génesis 6.1-7 como ángeles malvados llamados 'guardianes.' Estos guardianes corrompieron a la humanidad, y fueron la causa del pecado humano mencionado en Génesis 6.5, y fueron encarcelados por Dios por causa de sus pecados.
Así que la evidencia de la literatura judía del tiempo de Pedro es que los espíritus encarcelados que pecaron en el tiempo de Noé eran ángeles, no seres humanos.
Además, el lenguaje de 1 Pedro 3.19, "fue y predicó" parece extraño si Jesús predicó por medio de Noé a los contemporáneos de Noé. ¿En qué sentido "fue" Jesús para predicar? En cambio la palabra "fue" tiene más sentido si Jesucristo salió de la tierra para predicar en algún lugar a los espíritus después de su resurrección.
Esto nos lleva a nuestra tercera y mejor interpretación...
Según el presente autor y muchos comentaristas hoy en día, Cristo fue a predicar su victoria para atormentar a los demonios encarcelados que habían pecado en el tiempo de Noé.
Esta interpretación acepta que Pedro fue influenciado por las ideas de 1 Enoc, y que los hijos de Dios en Génesis 6.2 fueron ángeles caídos, no seres humanos.
A favor de esta posición, vemos que Judas 6 y 2 Pedro 2.4 hablan de ángeles caídos que fueron encarcelados. Ya vimos que 1 Enoc menciona este detalle, y que Judas cita este libro.
Otro fuerte argumento a favor de esta posición es la frase en v. 22 que "a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades." Esta frase parece identificar a los espíritus mencionados en v. 19.
Una objeción importante a esta posición es que según esta posición los "hijos de Dios" en Génesis 6 fueron ángeles. Pero el pecado de los hijos de Dios fue en tomar las hijas de los hombres para sí. Y Jesús dice que los ángeles no se casan (Mateo 22.30). Juan Calvino y otros comentaristas toman estas palabras de Jesús como una indicación de que los ángeles no se reproducen ni tienen la habilidad de tener relaciones sexuales. Mi respuesta es que ellos sobreinterpretan a Jesús aquí. El punto de Jesús es que los ángeles no se casan, no que no pueden tener relaciones sexuales. Debemos reconocer nuestra ignorancia anatómica acerca de los ángeles.
Otro factor que complica todo este asunto es que el Credo Apostólico dice que Jesucristo descendió al Hades. Y hay Cristianos que asumen que se refiere a estos versículos en 1 Pedro 3. "¿Dónde están encarcelados los espíritus, sean humanos o ángeles?" preguntan algunos. "Están en el infierno", ellos concluyen. Entonces dicen que Jesús descendió al infierno para predicarles entre su muerte y su resurrección.
Pero la palabra griega Hades no es lo mismo que la palabra Gehena. Gehena es la palabra para el infierno, el lugar de tormento para los malvados. En cambio, Hades era una palabra más general acerca del lugar o el estado de los difuntos. Si Jesús fue al infierno entre su muerte y su resurrección, ¿por qué le dijo al ladrón crucifiado que "hoy estarás conmigo en el purgatorio, infierno, paraíso?
W. J. Dalton dice que 1 Pedro 3.19 no se refiere al descenso de Cristo al infierno sino su ascensión al cielo, proclamando triunfo sobre los poderes desde el cielo. Su argumento ha ganado bastante aceptación en la erudición. La ascensión de Jesucristo se menciona en v. 22, y hay ecos de Sal. 110.1 ("Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies") detrás de esta sección. (Citado en Rodgers, DTIB, 582) ¿Dónde están los demonios, según las Escritas - ¿en el infierno? ¿en la tierra? ¿en el cielo? No es fácil decir. Los Evangelios relatan la presencia de espíritus malignos en la tierra, poseendo a las personas. Hay textos como Apocalipsis 20 y otros que presentan a Satanás como encadenado en un abismo profundo. Ya mencionamos Judas 6 y 2 Pedro 2.4 que hablan de ángeles en prisiones oscuras. Pero Efesios 2.2 habla del "príncipe de la potestad del aire", y Efesios 3.10 habla de "los principados y potestades en los lugares celestiales". 1 Enóc habla de una cárcel para los espíritus en los cielos.
No es fácil reconciliar lo que dicen estos textos, para saber dónde están los demonios en la actualidad. Y puede ser que hay más que una clase de demonios, y que no todos están en el mismo lugar.
Necesitamos mucha humildad ante tantas diferencias de opinión. Debemos llegar a una posición tentativa, y predicarla, pero no con arrogancia o dogmaticismo. Este es un texto difícil, y los textos con los cuales está conectado son igualmente difíciles (los hijos de Dios en Génesis 6, el dicho de Jesús acerca de los ángeles en Mateo 22, el descenso al Hades que menciona el Credo). Pero la última opción parece preferible, a pesar de sus dificultades.
En el primer siglo la vasta mayoría de los bautismos fueron bautismos por conversión, no bautismos de infantes. Este hecho permitía que Pedro usara el bautismo como figura para representar todo el proceso de la conversión. El bautismo era el elemento visible que acompañaba y demostraba la conversión invisible. El punto de Pedro fue, "la conversión, de la cual la parte más visible es el bautismo, salva."
Ahora vivimos en una época cuando muchos bautismos son de niños de padres Cristianos. Para estos niños, hay años de distancia entre su bautismo y el momento cuando llegan a creer el evangelio con entendimiento. Además, entre nuestro tiempo y el tiempo en que Pedro escribió, han habido varias ideas falsas acerca del bautismo. Muchos piensan que el acto del bautismo automáticamente produce algún cambio espiritual en la persona bautizada. Por estas razones nosotros no nos sentimos tan cómodos como Pedro en decir, en términos sencillos, que "el bautismo salva".
En v. 21 Pedro mismo califica su afirmación que "el bautismo salva" con las palabras que siguen.
"El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios." (3.21, traducción NVI)
Con estas palabras Pedro indica que no habla de un proceso mágico o automático. El bautismo no elimina la necesidad del arrepentimiento y la fe. En el caso de los bautismos de los adultos, el bautismo debe ser una expresión de la fe genuina de ellos. Y en el caso de personas bautizadas como niños, la esperanza es que el proceso iniciado por su bautismo llegará a cumplirse en la fe de ellos una vez que llegan a la madurez. Si no creen, el bautismo no los salva. Pero si creen, llegan a poseer la realidad a la cual su bautismo les señalaba.
Es necesario leer este pasaje en su contexto. En los versículos anteriores, Pedro habla de la necesidad de soportar el sufrimiento que viene con la persecución.
Pedro anima a sus lectores con dos victorias de Jesucristo:
Y los lectores son salvos y reciben el beneficio de la victoria de Jesucristo de la misma manera en que Noé y su familia fueron salvos: pasando por el agua. En este caso, pasando por las aguas del bautismo se han convertido y puesto su fe en él. Así que cualquier persecución que experimentan en esta vida no debe detenerlos, porque les espera la salvación, y esa salvación está segura porque el Salvador ya está exaltado sobre sus enemigos.