Tito 1.12, si lo tomamos muy literalmente, representa un ejemplo de la paradoja del mentiroso: Pablo cita a Epiménides el Cretense, quien dijo que los Cretenses siempre eran mentirosos. Así se nos presenta un problema: si los Cretenses siempre son mentirosos, ¿Fue mentiroso Epiménides cuando dijo eso? Si mintió, entonces no sería cierto que los Cretenses siempre son mentirosos. Pero si Epiménides dijo la verdad, entonces él mismo sería un ejemplo de un Cretense que no siempre fue mentiroso. En ambos casos, se trata de una contradicción.
La mala fama de los cretenses de ser mentirosos es probablemente porque los cretenses trataban de atraer el turismo, diciendo que poseían la tumba de Zeus en su isla. Pero Zeus, un dios inmortal, no tendría una tumba, porque no muere.
El verbo griego cretizo significa 'mentir'.
En Tito 1.12 Pablo cita a Epiménides, un famoso filósofo cretense, y dice que fue "profeta". Gordon Fee dice que Pablo lo llamó "profeta" en uno de los siguientes tres sentidos:
Fuente: Gordon D. Fee, God's Empowering Presence: The Holy Spirit in the Letters of Paul. (Peabody, MA: Hendrickson, 1994), 777. Para más información acerca de Epiménides, véase este artículo de Wikipedia.