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Pablo acerca de su propio pecado y bajeza

  • Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. (1 Corintios 15.9)
  • Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo... (Efesios 3.8)
  • Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna. (1 Timoteo 1.13-16)

Pablo acerca de su conversión y comisión

  • Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que está conmigo. (1 Corintios 15.10)
  • Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Y cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles (Gálatas 1.15-16)
  • Sin duda se han enterado del plan de la gracia de Dios que él me encomendó para ustedes (Efesios 3.2)
  • De este evangelio llegué a ser servidor. Éste fue el regalo que Dios me dio por su gracia, conforme a su poder eficaz. Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo (Efesios 3.7-8)
  • De ésta llegué a ser servidor según el plan que Dios me encomendó para ustedes (Colosenses 1.25)
  • Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna. (1 Timoteo 1.13-16)

Pablo acerca de sus propios esfuerzos en el ministerio

  • Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado. (1 Corintios 9.26-27)
  • la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que está conmigo. (1 Corintios 15.9)
  • Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí. Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente. (Colosenses 1.29-2.1)

International Bible Society. (1979). Nueva Versión Internacional. East Brunswick, NJ: Sociedad Bı́blica Internacional.