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La familia de Jesús

Jesús fue carpintero (Mr 6.3), como José (Mt 13.55)
Los Evangelios mencionan cuatro hermanos (Jacobo, José, Simón, Judas) y por lo menos dos hermanas (no son nombradas) (Mt 13.55-56, Mr 6.3)
Sus hermanos no creían en él durante su ministerio y se burlaban de él (Juan 7.1-10, v.t. Mr 3.21)
Jesús encomendó su madre al cuidado de uno de sus discípulos. Esto nos dice dos cosas:
José aparentemente ya había muerto (véase también la falta de mención de José en Mr 6.3)
Jesús no podía encomendar el cuidado de su madre a sus hermanos incrédulos (Jn 19.26-27. Obviamente un Católico Romano dirá que más bien es evidencia de que no tuvo hermanos y María fue siempre virgen)

La incredulidad de los hermanos de Jesús

En Marcos 6.21 sus hermanos dicen que Jesús está fuera de si mismo
¿Cómo explicamos eso si José y María sabían de su nacimiento milagroso, las visitas de los ángeles, etc?
Llegamos a la conclusión que los padres de Jesús por alguna razón decidieron que era más sabio no compartir esa información con sus hermanos.

María la madre de Jesús

Lecciones para corregir a los Católicos Romanos

María conocía las Escrituras a tal grado de que pudo combinarlas para componer un canto a Dios (Lc 1.46-55). Ella da un ejemplo a los que desconocen la Biblia y los que disminuyen su importancia.
María reconoció su pecado porque hablaba de su Salvador (Lc 1.47), y ofreció un sacrificio para sus pecados (Lc. 2.24).
Los Evangelios dicen que Jesús tuvo hermanos, y la forma más natural de leer esos textos es entenderlos como hermanos, no primos o parientes (Mt. 12:46–47; 13:55–56; Mr 3:31; 6:3; Lc 8:19–20; Jn 2:12, v.t. Gal. 1.19)
Mateo implica que María tuvo otros hijos: 1.25
Como niño, Jesús corrigió a su madre acerca de la identidad de su verdadero padre (Lc 2.48-49)
Jesús tuvo una gran oportunidad de promover la Mariología cuando una mujer alabó a su madre, pero Jesús corrigió a la mujer, diciendo que todo creyente obediente es la verdadera persona bendita (Lc 11.27-28)
En otra ocasión alguien le dijo a Jesús que su madre y hermanos estaban buscándole. Jesús dijo que su verdadera madre y verdaderos hermanos son los que obedecen a Dios (Lc 8.19-21)
Jesús amonestó a su madre nuevamente en la boda de Caná (Jn 2.4)
Conclusión: si los Evangelistas querían hacernos saber que debemos venerar y orar a María, y que siempre fue virgen, no lo hicieron muy bien.

Lecciones para corregir a los Protestantes y evangélicos

María fue llamada favorecida y bendita entre todas las mujeres por el ángel Gabriel (Lc 1.26-38), y Elisabet la llamó bendita, y la madre de su Señor (Lc 1.39-45). La Biblia reconoce su grandeza, y no debemos ser tan rápidas para bajar nuestra estimación de ella.
María fue una mujer de alta piedad y conocimiento de las Escrituras, como ya vimos (Lc 1.46-55). Así que ella es un ejemplo para nosotros. Por querer refutar las doctrinas católicas, no apreciamos suficientemente el modelo de discipulado que nos ofrece la madre de nuestro Señor.
María guardó los detalles sobrenaturales acerca de Jesús en su corazón (Lc 2.19, 2.51), indicando su piedad y también que ella fue una de las fuentes para Lucas mientras investigaba Lucas y Hechos.
Simeón predijo que una espada traspasaría su alma (Lc 2.35). Esta profecía se cumplió en la cruz, pero probablemente antes también – es posible que estuvo presente cuando los de Nazaret lo rechazaron e intentaron tirarlo desde un precipicio (Lc 4.14-30)
María cumplió con la purificación después del nacimiento de Jesús, y lo llevó al Templo cada año (Lc 2.41) cuando era jóven
Fue fiel a su hijo hasta el fin, al lado de la cruz (Jn 19.25)
María estuvo en el aposento alto en Hch 1.14)
Conclusión: muchas veces somos rápidos en bajar a la Virgen María en reacción a los excesos Católicos acerca de ella. Pero en hacerlo, no estamos apreciando los cumplidos y el retrato hermoso que los Evangelistas nos dan con respecto a ella. María merece nuestra atención y nuestra imitación de sus muchas virtudes.

Fuentes

  • Estudio personal del autor
  • Witherington, B. I. (1992). Birth of Jesus. In J. B. Green & S. McKnight (Eds.), Dictionary of Jesus and the Gospels. Downers Grove, IL: InterVarsity Press.