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Jesús afirmó el matrimonio como una unidad entre un varón y una mujer, una unidad instituida por Dios.

  • Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. (Mateo 19.4-6 / Marcos 10.6-9)

Jesús fue soltero y celibato, y afirmó que el celibato era apropiado y hasta preferible para sus discípulos. Según Jesús, era apropiado renunciar el matrimonio para servir a Dios. La decisión entre casarse o renunciar el matrimonio depende del don que la persona tiene.

  • Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mateo 19.10-12)

Se puede notar que Jesús y Pablo tenían la misma posición en cuanto a este tema (compara Mt 19.10-12 con 1 Co 7.1, 8-9, 25-35):

  • Ambos afirmaban el matrimonio. Sin embargo, ambos decían que el celibato era un estado preferible al matrimonio
  • Ambos decían que la decisión entre el matrimonio y el celibato depende del don que Dios ha dado a la persona
  • Ambos hablaban de renunciar el matrimonio para servir a Dios (Jesús = “para el reino”, Pablo “los asuntos del Señor, agradar al Señor”)

Jesús condenó tanto la fornicación (relaciones sexuales entre solteros) como el adulterio (relaciones entre un casado y alguien que no es su cónyuge).

  • Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; (Mateo 15.19-20a / Marcos 7.21-23)
  • Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. (Marcos 10.19 / Lucas 18.20)

Juan el bautista perdió su vida porque criticó a Herodes por haber robado la esposa de su hermano para casarse con ella (Marcos 6.17-18).


Jesús dijo que codiciar a una mujer casada es igual al adulterio. Por extensión, codiciar a una mujer soltera sería igual que la fornicación.

  • Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5.27-28)

Jesús condenó el divorcio como un especie de adulterio.

Los pasajes en Marcos y Lucas nos explican la posición básica de Jesús: el divorcio con la intención de casarse nuevamente es equivalente al adulterio. Esto dijo porque había hombres que se divorciaban de sus esposas para poder casarse con otra mujer. Era una forma 'legal' para cumplir con la letra de la ley mientras minaban su intención. Jesús eliminó esta opción y llamó a estos divorcios lo que eran: casos de adulterio con una capa de legalidad.

  • Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio. (Marcos 10.11-12)
  • Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; (Lucas 16.18a)

En un mundo donde las mujeres sufrían hambre sin la cobertura de un esposo, la posición estricta de Jesús era para proteger a las mujeres.

Jesús dice además que el propósito del divorcio era para repudiar a personas infieles que cometieron fornicación o adulterio. Por esta razón, al repudiar su esposa, el esposo la estaba declarando una adúltera. Así que el divorcio sólo era lícito en casos de adulterio. No era lícito repudiar a la esposa de uno por otros motivos menores.

  • También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. (Mateo 5.31-32)
  • Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. (Mateo 19.9)
  • y el que se casa con la repudiada del marido, adultera. (Lc 16.18b)

En tomar esta posición, Jesús se muestra más estricto que la ley de Moisés en Deuteronomio 24.1-4, que permitía al esposo escribir carta de divorcio «si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente», sin indicar que era por causa del adulterio.

  • Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. (Mateo 19.7-8 / Marcos 10.4-5)

Jesús mostró una actitud de compasión, no de condenación, a mujeres que habían tenido pecados sexuales en sus vidas.

  • Jesús supo de los múltiples matrimonios de la mujer samaritana, pero no se cerró a hablar con ella, no menciona palabras de condenación de su pasado, y la usó para alcanzar a las personas de su pueblo (Juan 4).
  • Cuando los líderes religiosos quisieron condenar a la mujer que habían encontrado en el acto del adulterio, Jesús la defendió, y simplemente le dijo que no volviera al pecado (Juan 7.53-8.11).

Jesús dijo que la institución del matrimonio no continuará después de la resurrección.

  • Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. (Mateo 22.30 / Marcos 12.25 / Lucas 20.34-35)

Fuente

  • Estudio personal del autor.